18 de noviembre de 2013

Teléfonos de sangre

El viento hace que de la oquedad, de esta mina abierta, salga un remolino de polvo que bien pareciera humo. En el interior decenas de jóvenes imberbes se afanan por arañar la tierra con sus picos, mientras algunos soldados, apostados a la sombra del único árbol en las proximidades, se aseguran de que no cese el tintineo del metal contra la roca.

La lección de los "diamantes de sangre"

Treehugger en abc.es
Hace algunos años la comunidad internacional se puso de acuerdo y las empresas del sector se comprometieron. Incluso el cine puso de su parte. Fue el fin para los "diamantes de sangre". Piedras preciosas que alentaban la guerra en el continente más deprimido económicamente. Un negocio que sesgaba la vida y la infancia de miles de niños explotados hasta las últimas consecuencias. Pero se superó. Hoy en día gobiernos, empresas y organizaciones velan para que los diamantes estén limpios de sangre. Para que su actividad esté regulada y su extracción se haga conforme a derecho. El derecho de los niños por tener infancia.

Un paso más

Sin embargo es necesario dar un paso más. En 2010 Intel anunció que sus ordenadores y dispositivos dejarían de utilizar tantalio, uno de los minerales que se extraen utilizando niños y que está manchando de sangre la vergüenza del primer mundo. La medida la puso en vigor la empresa de informática en 2012. Pero a día de hoy no pueden decir lo mismo de otros minerales utilizados en tecnología que siguen saliendo de las minas. Ni Intel, ni el resto de empresas que firmaron el acuerdo.

La República Democrática del Congo es la principal exportadora de minerales manchados de sangre. Los mismos que se utilizan para fabricar los teléfonos que usamos cada día y los ordenadores portátiles, como este desde el que escribo. No obstante cinco de sus cincuenta y cinco minas están bajo supervisión internacional y cumplen el pacto para asegurar que no hay explotación infantil y que los minerales se extraen por empresas ajenas a los conflictos bélicos del país.

El poder de los consumidores

En nuestras manos está dar el siguiente paso. Presionar a los fabricantes e instituciones gubernamentales para que nuestros teléfonos dejen de estar manchados de sangre. Para que la infancia sea una etapa de juegos y la guerra no marque los pasos de la economía más nefasta de África. En nuestras manos está ayudar a resurgir al continente negro. Igual que las estanterías se han llenado de alimentos "sin gluten", podemos hacer que las tiendas de telefonía se llenen de "teléfonos sin sangre". Porque los consumidores tenemos el poder de modificar el consumo. En nuestras manos está no mancharnos de sangre.

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